lunes, 10 de enero de 2011

Cinco

El hombre que estaba sentado a mi lado dijo que la gente no olvida, que simplemente toma la actitud de pensar en otra cosa. El vagón comenzó a moverse y yo fingía no escuchar su conversación. Luego dijo escúchame, déjame hablar, nadie se ha olvidado de tí. Se rascaba la cabeza.

Ojalá yo pudiera decirte lo mismo.

Nunca es el olvido sino el tiempo, lo cotidiano, las cosas. Ojalá pudiera decirte que aunque cada vez me cueste más aún consigo recrearte en ese espacio de mi memoria en el que jugamos a las palabras y me preguntas qué tal todo. Qué tal cinco años de vida que sigue como puede sin que tú lo sepas, y que sigue sumando, y seguirá. Contarte.

Que nada es lo que era, que me hicieron daño, que me hiciste falta y no sé cómo aún sigo aquí. Contarte que no habrías podido evitarlo. Dejar que se te agrave la expresión, llorar de nuevo. Recordar. Recuerdos.

El columpio que colgaste de la higuera del huerto.

Los Cuentos al Amor de la Lumbre.

La bicicleta oxidada en la que ibas al trabajo.

Tus ojos azules cuando temblaban de miedo.

Sin más, tus ojos, cuando te digo que hoy se cumplen cinco años y que ya no pienso mucho en tí, pero te recuerdo.

Cuando te digo que la gente no olvida, que simplemente toma la actitud de pensar en otra cosa

que haga más fácil seguir viviendo.